La crisis del COVID-19 fue para todos igual: inesperada, caótica, desesperante. Pero hubo sectores que la padecimos con más fuerza: los que vivíamos del turismo, por ejemplo, fuimos los primeros en caer y los últimos en recuperarnos.
Por aquel entonces, yo trabajaba en una agencia de receptivo. Sin entrar mucho en detalles, organizaba itinerarios de viaje y eventos a nivel local.
Un trabajo precioso, pero con unos ritmos y unos plazos agotadores. Vivía desbordada de trabajo y con síntomas permanentes de burnout, pero mientras estaba en ese estado mental no me daba cuenta de las cotas que había alcanzado la situación.
Hasta que nos encerraron en casa, llegaron los ERTEs del turismo y me quedé, de un día para otro, sin nada que hacer en el confinamiento.
Decir que casi pierdo la cabeza sería poco decir. Y es que todos mis hobbys (nadar, café con los amigos, salir a cenar, paseos por el monte…) tenían la pega de no estar permitidos en aquel momento.
Me enfrenté a la situación igual que todos: como pude. Y uno de mis recursos fue empezar a coser joyas.
Una de las primeras colecciones Qordatta. Fotos: My Cosmetic Art
Ya conocía el soutache. Tenía algunas joyas de otras artesanas que me encantaban, así que en uno de esos largos días de confinamiento aterricé en un tutorial de YouTube de esos de “cómo se hace”… y ahí se encendió la chispa.
La fórmula tenía sentido: una forma de coser que asimilé al instante + un deseo de llevar una vida más tranquila que hasta entonces + un posible plan B por si el turismo no remontaba = ya estaba metida hasta el cuello en la idea.
Nunca había cosido ni un botón. Pero compré cordones, abalorios y fornituras en una tienda online y estuve semanas, meses, cogiendo confianza con la aguja. Y un buen día, el resultado me gustó. Tanto, que me confesé a mí misma que, si viera esa joya en un escaparate, me pararía a mirarlo.
Una de las primeras colecciones Qordatta. Fotos: My Cosmetic Art
Las cosas fueron tomando forma de manera natural. Creé una marca, cuando me reincorporé al trabajo me di de alta en autónomos, empecé a ir a ferias… y cada día estaba más convencida de que esto era lo mío.
Con el tiempo, profesionalicé la marca. Me propuse refundarla de arriba abajo en tres fases: nuevo nombre, nueva identidad visual, nueva web.
El nombre, Qordatta, es obra mía. La identidad visual en tonos sobrios, elegantes y frescos fue obra de Apuchades Estudio y su exquisitez para trasladar a nivel gráfico los fundamentos de Qordatta. Y finalmente, la web, diseñada de arriba abajo por Patricia Quintas, que ahora estás navegando.
Hace tiempo que me fui del “otro trabajo” en el mundo del turismo porque se volvió insostenible mantenerlo al tiempo que Qordatta crecía, pero siempre me voy a sentir ligada a ese sector. El ecosistema de los viajes me ha dado (y me sigue dando) muchas cosas buenas, he trabajado en ello tantos años que lo llevo en el ADN y, lejos de rechazarlo, lo abrazo.
Por eso, y porque con el parón del turismo empezó todo…
Qordatta es un homenaje constante al viajar, al cruzar fronteras y descubrir mundo. Y por eso, todas las joyas Qordatta están inspiradas en viajes y llevan sus nombres.
Qordatta es un taller de joyas soutache ubicado en Bilbao, pero también es una tienda online de bisutería y complementos originales. Puedes hacer tu pedido cómodamente desde tu casa. Descubre los pendientes soutache, anillos soutache, collares soutache… de Qordatta, ¡y empieza a deslumbrar!
